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Por: Redacción Vida y Estilo • Colombia.com

Oración a Santo Tomás Apóstol para la depresión, los celos y los temores

Oración a Santo Tomás Apóstol para los malos ratos y los miedos. Foto: Pixabay

Si pasas por un momento de bajo estado de ánimo, un problema de celos en tu relación o algunos temores, puedes ponerte en manos de Santo Tomás Apóstol.

En el marco de la fiesta de Santo Tomás Apóstol celebrada el 3 de julio por la iglesia católica, en conmemoración de su muerte como mártir en esta misma fecha del año 72, te compartimos una poderosa oración que puede ayudarte con algunas complicaciones por las que puedes estar atravesando en este momento de tu vida. 

Se dice que Santo Tomas fue incrédulo ante la existencia de Jesús, afirmando “si no veo en sus manos la señal de los clavos, y no pongo mi dedo en el lugar de los clavos, y no pongo mi mano en su costado, no creeré”; por ende, Jesús se apareció ante él después de la crucifixión y le hizo tocar sus heridas. A partir de ese momento se convirtió en uno de sus seguidores más fieles.

Para poder orar a este apóstol y recibir su ayuda en los campos que le solicitas, es necesario que te liberes de todos los prejuicios en tu vida, de los egoísmos y los temores que pueden estar afectándote. Además, confiar plenamente en su poder, poniendo de tu parte mediante acciones, obrando con cariño, comprensión y empatía.

Con esta oración puedes pedir ayuda para combatir la depresión. Foto: Pixabay

Oración para la depresión, los celos y los temores

¡Oh glorioso Santo Tomás!, apóstol amado de Jesucristo, luz para todo el mundo, que con la claridad de tu predicación y con los resplandores del evangelio alumbraste los lugares por donde pasaste propagando el santo nombre de tu amado y dulcísimo maestro y señor. Gracias a tu incredulidad pudiste tocar las santas llagas, y con ello sanaste las de nuestra infidelidad, cuando en la carne ya inmortal reconociste y adoraste a nuestro señor, resucitado de entre los muertos.

Tú que con gran trabajo y esfuerzo alimentaste el rebaño del señor, y como conquistador del mundo pagano domesticaste a personas fieras y bárbaras y las sujetaste al suave yugo de Cristo, amansándolas con amor y comprensión, enseñándolas con tus palabras, asombrándolas con tus milagros, y a la hora de tu cruel muerte consiguiéndoles el perdón y la bendición de nuestro Dios y señor.

Por medio de tus oraciones Santo mío, y nombrándote mi intercesor y abogado, espero recibir del señor lo que tú con lágrimas y sangre sembraste. Ayúdame, oh Tomás glorioso, pon tu mano sobre mí, para que cuando yo caiga me levante, para que cuando yo tema reciba valor, para que cuando la depresión se adueñe de mí recobre el ánimo y las fuerzas, y no me deje caer en el abandono y la tristeza.

¡Oh apóstol santísimo, Tomás!, tú que guiaste tantas naciones incrédulas, domina el arco que ellos flechan, para que sus saetas de odio se conviertan en flechas de amor, paz y concordia, y que estas sean penetrantes y eficaces, para que aquellas ovejas descarriadas se junten con las de Nuestro Señor y reconozcan, adoren y obedezcan a un solo Dios, trino y uno verdadero, y a Jesucristo por su único y sumo pastor.

Debes confiar en el apóstol para que realmente funcione. Foto: Pixabay

Escucha ahora mi oración, para que pueda merecer aparecer ante su divina presencia, y que me sea concedida la gracia y la luz que me conduzcan a él, lleno de fe. Ora al misericordioso por mí, para que venga a ayudarme en mis momentos de angustia, cuando me asaltan los celos, cuando los temores se hacen dueños de mi mente, y me hacen sentirlo en el corazón.

Te imploro que ores para que pueda obtener la fe del corazón y la voluntad, que destierren mis temores y mis miedos, que alejen de mí la tristeza cuando me abruma, que me den la fortaleza y la voluntad de aplacar mis inseguridades para que los celos no me asalten, y así se restablezca la paz de mi alma.

Reza para que mis días de oscuridad sean cortos y que los luminosos se acrecienten, para que cuando contemple la imagen del infante divino envuelto en pañales y recostado sobre un pesebre, pueda exclamar con toda mi fe y devoción: ¡Señor mío y Dios mío!. Y que cuando llegue mi hora, pueda ver ese reino de Dios del cual predicaste, y por el cual también yo espero.

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