La teoría del bosque oscuro sobre extraterrestres que viven escondidos de nosotros
La teoría explicaría la razón por la que en la tierra nunca hemos podido contactarnos con civilizaciones extraterrestres.
Desde su surgimiento en una conversación informal en 1950, la hipótesis de Enrico Fermi ha despertado un gran interés entre los científicos. El habla sobre la extraña contradicción que hay entre la alta probabilidad que hay de que existan civilizaciones inteligentes o extraterrestres en algún lugar del universo y que los humanos no hayan podido encontrar ningún tipo de evidencia certera que respalde su existencia.
A esto es lo que se ha denominado la "teoría del bosque oscuro", formulada por Liu Cixin, que sugiere que las civilizaciones extraterrestres en realidad podrían haber hecho la elección de erradicar otras formas de vida antes de que estas se conviertan en una amenaza para ellos.
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Esta perspectiva plantea que, en un esfuerzo por garantizar su propia supervivencia, las civilizaciones habrían elegido aniquilar a cada civilización que se acerca a ellos para prevenir ser atacados y mantenerse seguros.
Bajo esta premisa, el contacto con otras civilizaciones se convierte en un escenario de suma cero, en el cual si llegamos a acercarnos o a encontrar de alguna forma de vida desconocida en algún lugar del espacio exterior, estaríamos al tiempo revelando nuestra ubicación y esto podría resultar en nuestra extinción inmediata.
"El universo es un bosque oscuro. Cada civilización es un cazador armado. Si encuentra otra vida, solo puede hacer una cosa: abrir fuego y eliminarlos", explicó Cixin en su obra. Si las premisas planteadas por Fermi son precisas, deberíamos haber obtenido pruebas concluyentes de la existencia de vida extraterrestre, pero lo mejor es no haber encontrado nada, pues no se sabe que se puede descubrir.
En su análisis para The Conversation, Tony Milligan, investigador de Ética Filosófica en el King's College de Londres, profundizó sobre la "teoría del bosque oscuro". El investigador subrayó que sí puede haber diferencias entre los avances tecnológicos que dificultan la creación de un equilibrio de poder duradero entre la tierra y otras civilizaciones, lo que le da el poder a la que esté más avanzada para terminar con la otra.