Selección Colombia: Marcelo Roffé y su importantísimo papel en el equipo finalista de Néstor Lorenzo.

Siempre, detrás de grandes triunfos, de gestas históricas, y de épicas batallas, hay héroes tras bambalinas. Aquellos que, sin salir mucho frente a las cámaras, causan verdaderas revoluciones al interior de un grupo que, tras un momento difícil, logran encaminarse a un logro importante.

Esta noche, si bien Colombia aún no ha ganado nada, alcanzó su tercera final en la historia de la Copa América, lo cual, en sí mismo, es un logro para una selección como la colombiana, que apenas tiene un título en sus casi 100 años de historia. El camino ha sido duro y, aunque a veces ellos lo hacen ver fácil, cada partido ha tenido su nivel de dificultad que el equipo tricolor ha logrado enfrentar y superar.

Pero para lograr esto se necesita mucho más que la sola habilidad para controlar un balón. Para ello, es muy necesario también un nivel alto de concentración, de responsabilidad y de trabajo en equipo, que en momentos anteriores, muchas veces le ha faltado a la Selección Colombia.

Pero esta noche es noche de resaltar las partes buenas y dejar atrás las no tan buenas y el hecho de tener una selección con 28 partidos sin conceder una derrota, habla muy bien del nivel futbolístico, pero también dicen mucho del nivel mental que alcanzaron los jugadores entrenados por el bonaerense subcampeón del mundo con Argentina, en 1990.

El héroe detrás de ello es también nacido en Buenos Aires, tiene 58 años y es uno de los pioneros en un campo que ahora es muy estudiado en el mundo y que se llama Psicología del deporte. Su nombre es Marcelo Roffé y es, nada menos, que el psicólogo de la Selección Colombia.

Tiene una cifra para nada despreciable de 22 libros publicados y se ha convertido en uno de los referentes del tema, no solo en Argentina, sino en toda Sudamérica. Es Licenciado en Psicología de la Universidad de Buenos Aires, donde recibió el título el mismo año que el ahora entrenador de Colombia, se colgaba con desánimo aquella medalla de plata en el estadio Olímpico de Roma.