¿La sucesora de Caterine Ibargüen? Natalia Linares logró oro en Hungría a pocos días de los JJ.OO.
Natalia hace parte del grupo de atletas colombianos que comienzan a palpitar las emociones de los Juegos Olímpicos que tendrán lugar en París.
A pocas semanas de que comience la máxima justa del deporte internacional, Colombia se ilusiona, como de costumbre, con la actuación que puedan tener los deportistas llamados a portar la bandera tricolor en territorio francés.
Si bien es cierto que ya no contamos con participaciones icónicas como la de Anthony Zambrano o Caterine Ibargüen, hay una certeza sobre los posibles sucesores de los atletas en mención, como es el caso de Natalia Linares, quien se postula como la nueva reina, no del salto triple como Ibargüen, pero sí del salto largo.
Linares quien se encuentra entre los 89 clasificados que ha confirmado hasta el momento el país para la cita olímpica, se posiciona como una de las mejores atletas del país, al demostrar su talento en territorio europeo, brindándonos un abrebocas de lo que puede suceder en las olimpiadas.
La deportista, quien es oriunda de Valledupar, estará representando al país en la disciplina de salto largo, en la cual ha recibido más de un galardón, pues ostenta además del título en mención, un récord juvenil, como lo informó el Comité Olímpico Colombiano (COC), con una marca de 6.87 metros, estableciendo así una marca personal y nacional en la categoría Sub-23.
Del mismo modo, se hace énfasis en su más reciente presentación, que tuvo lugar en Hungría, donde se colgó la medalla de oro y puso a los colombianos a recordar aquellas épocas en las que se sabía que habría una medalla asegurada por parte del atletismo para el país.
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En pocas palabras, el certamen en mención sirve como una suerte de ‘fogueo’ para los Juegos Olímpicos, que recordemos tendrán lugar en la capital de Francia y se llevarán a cabo del 26 de julio al 11 de agosto del presente año, emocionando una vez más no solo a los aficionados del deporte, sino también a los colombianos a quienes se les infla el pecho y se les derrama una lágrima cada que el himno nacional se escucha en un podio olímpico.