El amor canino que conquistó al mundo regresa: 'Hachiko 2'
La conmovedora historia del perro que esperó a su dueño por una década regresa al cine con una nueva versión que promete tocar los corazones de millones.
Para nadie es un secreto que el perro es el mejor amigo del hombre, esta devoción y cariño que inspiran los perros se refleja en el éxito de películas donde son ellos los que figuran. Es por ello que ‘Hachiko’ se ha consolidado como una de las películas más conmovedoras sobre mascotas.
El perro akita nació en noviembre de 1923 en Odate, Japón, y fue la mascota del profesor Hidesaburo Ueno. La historia de su lealtad y espera incondicional ha sido adaptada en varias ocasiones al cine.
La primera película sobre Hachiko se estrenó en 1987, y en 2009 se realizó un remake protagonizado por Richard Gere. En 2024, más de una década después, se presenta 'Hachiko 2', una nueva versión dirigida por el cineasta chino Ang Xu.
En ‘Hachiko 2’, el perro pastor chino Batong se convierte en parte de la familia de su dueño Chen Jingxiu. A pesar de los cambios y adversidades, Batong espera pacientemente a su dueño, demostrando una lealtad inquebrantable. La película promete conmover al público, igual que las versiones anteriores.
La esperada 'Hachiko 2: Siempre a tu Lado' se estrenará en Colombia el jueves 30 de mayo, llevando nuevamente a las pantallas la emotiva historia de un perro cuya lealtad no conoce límites.
La historia de Hachiko, que inspira estas películas, es real. Este perro de raza akita fue un regalo del profesor Hidesaburo Ueno para su hija, aunque fue el propio Ueno quien desarrolló un vínculo especial con él. Hachiko acompañaba a Ueno a la estación de tren todos los días y lo esperaba al final de su jornada. Esta rutina continuó hasta el 21 de mayo de 1925, cuando Ueno falleció repentinamente.
A pesar de la muerte de su dueño, Hachiko continuó yendo a la estación cada día durante los siguientes 10 años, esperando su regreso. Esta muestra de lealtad conmovió a muchos, quienes cuidaron de él hasta su muerte en 1935.
La dedicación de Hachiko inspiró la construcción de una estatua en su honor, inaugurada un año antes de su muerte, consolidando su legado como símbolo de lealtad y amor incondicional.