Opinión: “Soy hijo de campesinos y lo digo con orgullo"

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Nadie se imaginaría meses atrás que hoy, en medio del encierro permanente al que nos destinó el coronavirus, los campesinos serían los héroes más reconocidos y menos apoyados del país. Su labor, siempre invisibilizada por los gobiernos, ha sido fundamental para atravesar la crisis que se estima dejará pérdidas económicas considerables sin que aún se vea luz verde para salir de la emergencia.

Sin embargo, hacer patria desde el campo colombiano sigue siendo una proeza que el gobierno no quiere (y no sabe) fomentar. Hace tan solo unos días se hicieron virales las imágenes de varios campesinos en el departamento de Santander que tuvieron que botar sus cosechas ante la falta de compradores. La caída en los precios y el cierre de algunas plazas ha contribuido a que los productos no se puedan comercializar, sin embargo, esta no es la única causa de tan dificil situación.

Como lo reiteró el representante a la Cámara Cesar Pachón en varias oportunidades, la falta de voluntad del Gobierno de Iván Duque para comprar a nuestros productores sus cosechas fue determinante para que hoy los pequeños agricultores deban botar el fruto de su trabajo ante la falta de alternativas. El gobierno, por el contrario, sigue empecinado en importar productos que se producen a nivel nacional para cumplir con tratados que ya bastante caros nos han salido.

Nuestro ‘Pollo’ Presidente parece aún no comprender que el orgullo y el apoyo para el campo colombiano debe trascender de lo simbólico y materializarse en lo económico. Alumbrar la torre Colpatria del 2 al 7 de junio como tributo a nuestros campesinos no es realmente muy útil para salvar nuestro campo. “¿Eso para qué inversión?” Pensará.

A este despropósito de ‘reconocimiento’ y de difícil panorama se suman las deudas que cosecha tras cosecha se van acumulando. En este sentido tampoco hay ayuda que valga. Incluso la Procuraduría General de la Nación ya denunció por medio de un informe que los recursos destinados para el campo en medio de la emergencia estarían siendo aprovechados solo por los grandes productores mientras que no existe información clara para que los pequeños campesinos, los agricultores del común, puedan acceder a las líneas de crédito dispuestos para la crisis. ¿Será esto acaso un rezago de Agro Ingreso Seguro?

La Procuraduría sigue con la lupa puesta sobre este tema luego de encontrar diversas irregularidades en las que Finagro habría incurrido en el otorgamiento de créditos, lo que habría afectado a más de dos millones de campesinos que siguen a la espera de ayudas.

Mientras tanto. Mientras que el establecimiento empieza a tenerlos en cuenta como debe ser y la plata deja de embolatarse como se embolata en la actualidad. Envío desde acá un fraterno agradecimiento a aquellos hombres y mujeres que desde el campo colombiano siguen trabajando por demostrar que esta tierra produce de todo y de todo, lo mejor. Fortaleza en estos momentos de dificultad y un eterno saludo de admiración. Como diría el maestro Jorge Velosa: “Soy hijo de campesinos y lo digo con orgullo, campesinos son los míos como lo han sido los tuyos. Que vivan los campesinos y que los dejen vivir, que el campo sin campesinos existe sin existir”.